Su alma se alejó por la ventana, borrando toda caricia de sábana.
El cuerpo inerte, dejaba verse, encorvado en pleno arrebato decadente.
Aquel mirar angelical, se automutiló rozando lo letal, veneno por lágrimas y pestañas arañadas de rabia.
No hay daño en las entrañas de esa fémina Santa, demonios son sus hermanos/compañeros de cama.
Siempre inconsciente, sanaba a diablos inocentes.
Protegida por pétalos de flores caribeñas, se fue de la jungla contaminada, violenta de tan deseada.
Entrelazó las manos y rezó a la naturaleza de vida, al eterno reflejo de los actos que uno decida.
Buscada entre butacas aterciopeladas usó sus alas, cambió de identidad y se difuminó entre la nada.
Desapareció como acuarela morada, chorreante, amarga.
Su nuevo destino se encargaría de endulzarla y sus venas dejarían de obsesionarla.
Sangre agresiva hervía en su tripa desgarrada, pero aquella sensibilidad artista la frenaba, recordándole que el amor era lo único que importaba.
.AMA.
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