Dejarle atrás.
Aun cuando le había perdido creía que me esperaba debajo de la cama.
Para estirar sin yo verle las sabanas.
Noto día a día una alarma cerebral advirtiéndome del dilema universal.
MAL.
Y yo que se, tan solo existo por esos retortijones.
Sensaciones.
Intuición sin noción de peligro, maestro equilibrio.
Cuando un ser, promete que no lo volverá a hacer, sus ganas van por libre y no entienden que les dice.
Por todas esas mañanas malsanas, en las que pronunciamos NO, le doy un tiro a mi cigarro, y me río con descaro del pasado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario